Si a un niño de ocho o nueve años le preguntamos por el nombre del entrenador del Mallorca, seguro que lo sabe. Es más, el otro día un amigo me aseguró que su hijo, de sólo cinco años, se sabe completa la alineación del Barcelona. No voy a entrar en el tema del niño de cinco años porque sé a ciencia cierta que se trata de un “truco” del niño para mantener abierto un canal inacabable de comunicación con su padre, que es del Real Madrid.
Dicho esto, me quedan algunas preguntas y una reflexión. La primera pregunta sería: ¿Sabes quién ha sido el premio Nobel de la Paz en 2009? Vale, la pregunta era fácil, todos sabemos que ha sido el Obama ese, el de los 30 mil soldados más para Afganistán. Pero la segunda pregunta es más difícil: ¿Sabes quién ha sido el premio Nobel de Medicina? ¿Y el de Física?
Me temo que la mayoría no lo sabemos. No es que sea malo saber la alineación del Barcelona y bueno saber quién ha ganado el Nobel de Medicina. Lo malo, o lo triste, es que para los niños, para los jóvenes, los ejemplos a seguir, hoy y siempre, sean sólo los jugadores del Barcelona.
Seguramente esta mañana un médico en Palma ha operado a corazón abierto a una persona, salvándole la vida. ¿Alguien sabe el nombre de ese médico? Para mí, ese médico, ese científico, esa persona que ha dedicado su vida al estudio y al bien de los otros es el ejemplo a seguir.
Hoy he ido al ParcBit y he cogido un poster de una empresa mallorquina que ha colaborado en el desarrollo del mini submarino que ha cruzado el Atlántico sin combustibles ni motores, trasmitiendo datos del fondo marino cada ocho horas por medio de satélites.
Resulta que hay un robot como ese estudiando ahora mismo las aguas entre Mallorca y Barcelona ¿Alguien lo sabía? De momento, he puesto el poster del mini submarino en la habitación de mi hijo.
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